Atormentado por la consecuencia de sus acciones, Reynaldo comenzó poco a poco un viaje de introspección.
Dejó de frecuentar aquellos bares.
Dejó de salir todas las noches.
Dejó de acostarse con todas las mujeres.
Dejó de frecuentar mujeres.
Dejó de salir.
Ensimismado en el fondo de su departamento.
Y así, un día el pito se le metió para adentro y le devoró el corazón.
"Como si fuera tan largo", dijeron sus mujeres.
martes, 24 de febrero de 2009
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