miércoles, 27 de enero de 2010

Sal

Entonces te descubrí ajena. Que no tenías mi pasado, mis manos, mis padres, mis pecas. Que no te despertás por el calor en las madrugadas de Enero, que no le ponés tanta sal a las comidas. Acaso siquiera te guste la sal.

Desengañado, resolví negarte. Besé tu boca gélida, y en un último acto de fe tapé los espejos todos con toallas viejas.

Ahora estoy bien. Sólo rengueo un poco cuando te veo a trasluz en algún vidrio.

martes, 19 de enero de 2010

Pelícano

Hay un hueco

(se llama Octavio.)

Tenía 24 años hasta que.

(Vivió 24 antes de eso.)

No sé muy bien qué hizo

(Él era mi amigo, sí.)

Fue hace dos o tres años.

(No me puse a contar. No tiene mucho sentido.)

Él era más grande que yo.

(Supongo que ahora lo soy yo. No tiene mucho sentido.)

Tenía una nariz muy grande y de perfil me hacía acordar a un pájaro.

(Un pelícano, pensaba. No sé qué es un pelícano.)

Aún hoy a veces pienso en él. Gritando, así, como un pájaro.

(Como un, pelícano.)

Pero él no, él hablaba de cine y tomaba fernet con la coca casi congelada.

(La dejaba en el freezer, hasta tener escarcha.)

Yo llegaba a su casa y él llenaba dos vasos hasta el tope.

(El hielo primero, el fernet después y la coca hecha escarcha al final.)

Recién ahí me sentía en su casa.


Ahora cuando escucho pájaros,
pongo la coca en el freezer,
me hago un fernet
y voy por la casa en busca de algún
pelícano.

(Pero no.)

Hay un hueco

(......)