Hay un hueco
(se llama Octavio.)
Tenía 24 años hasta que.
(Vivió 24 antes de eso.)
No sé muy bien qué hizo
(Él era mi amigo, sí.)
Fue hace dos o tres años.
(No me puse a contar. No tiene mucho sentido.)
Él era más grande que yo.
(Supongo que ahora lo soy yo. No tiene mucho sentido.)
Tenía una nariz muy grande y de perfil me hacía acordar a un pájaro.
(Un pelícano, pensaba. No sé qué es un pelícano.)
Aún hoy a veces pienso en él. Gritando, así, como un pájaro.
(Como un, pelícano.)
Pero él no, él hablaba de cine y tomaba fernet con la coca casi congelada.
(La dejaba en el freezer, hasta tener escarcha.)
Yo llegaba a su casa y él llenaba dos vasos hasta el tope.
(El hielo primero, el fernet después y la coca hecha escarcha al final.)
Recién ahí me sentía en su casa.
Ahora cuando escucho pájaros,
pongo la coca en el freezer,
me hago un fernet
y voy por la casa en busca de algún
pelícano.
(Pero no.)
Hay un hueco
(......)
martes, 19 de enero de 2010
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3 comentarios:
Uf. EL vacío.
Y ese ruidito a hueco.
y sí, me gustó y no es un texto horrible, no.
duele un poquito,
así, sin ver siquiera.
(y me di cuenta que tan temprano escribí que no puse que era triste, pero no, también es un buen recuerdo)
Sí... las cosas van cambiando y los huecos quedan, nada los va a llenar, el fernet con coca helada, el bondi que tomaba, el sonido del piano tocado con esas manos...
nada es igual.
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