jueves, 21 de mayo de 2009

Algunos martes después de la medianoche, Rogelio se acuesta en la cama y justo antes de dormirse, sueña con un Dios que ha creado el mundo sólo en este instante congelado. Donde pasado y futuro son meras fábulas para paliar la angustia.


A la mañana siguiente toma té con leche. Le pone dos cucharadas de azúcar.

1 comentario:

Adrienne dijo...

Es que a la noche los demonios acechan

(surgen cuestiones existencialistas cómo la pregunta por el sentido de la vida y esas cosas, que mueren con la luz de un nuevo día así como con el entusiasmo -o la resignación- que genera pensar en todas las cosas que quedan por hacer a lo largo de toooodo ese día)

Saludosssssss