- Qué querés que te diga, Roberto. Desconfío en quien no puede llorar.
- Me llamo Martín.
miércoles, 15 de octubre de 2008
martes, 23 de septiembre de 2008
martes, 9 de septiembre de 2008
viernes, 5 de septiembre de 2008
kátharsis II
hondo hueco hueso
-
-
hoy
hay
humo
hueco
hediondo
huec O
-----O
-----o
HO
-
huesos hondos
-
hel
hóleo
harapiento
hocre
-
hoy hay hueso hueco
palabra
O
-
polobro
-
hundido
-
hen
-
jueves, 4 de septiembre de 2008
lunes, 11 de agosto de 2008
Abro la puerta, voy al ascensor. Quiero comprar algo en el kiosco. Sí, ya sé que es tarde. Cuando el ascensor hace clack porque bajó, dos personas abajo. Eran grandes y el tipo me hace acordar a papá. Les sonrio. Yo cierro, gracias, les cierro la puerta, sube el ascensor.
Camino hasta el kiosco. Está cerca, en la misma vereda. Con cuánto me pagás, dos con cincuenta, bueno. Camino de vuelta. Veo venir un hombre con un sobretodo. Murmura algo. ¿Señor yo? Yo soy no un señor, soy un señorazo, un señorazo soy, yo no soy un señor, soy un gran señor, un señorazo, un señorazo soy. Nos cruzamos, el señor deja una estela cada vez más fina. Ja, señor yo. Un señorazo soy, yo soy un señorazo.
Abro la puerta y entro a casa.
Camino hasta el kiosco. Está cerca, en la misma vereda. Con cuánto me pagás, dos con cincuenta, bueno. Camino de vuelta. Veo venir un hombre con un sobretodo. Murmura algo. ¿Señor yo? Yo soy no un señor, soy un señorazo, un señorazo soy, yo no soy un señor, soy un gran señor, un señorazo, un señorazo soy. Nos cruzamos, el señor deja una estela cada vez más fina. Ja, señor yo. Un señorazo soy, yo soy un señorazo.
Abro la puerta y entro a casa.
miércoles, 6 de agosto de 2008
Ser grande
De niño, Mamá siempre cuando me despertaba, me daba un beso en la nuca. Era cuando estaba tomando el café: un beso que era más que nada un aliento. Yo siempre esperaba ese beso porque me moría de frío en las mañanas.
Ahora, cuando termino de ducharme y cierro las canillas, dejo la cabeza bajo el agua fría antes de cerrarla del todo.
Ahora, cuando termino de ducharme y cierro las canillas, dejo la cabeza bajo el agua fría antes de cerrarla del todo.
martes, 5 de agosto de 2008
domingo, 8 de junio de 2008
Algo viejo
Esto lo escribí hace un año más o menos. Nunca lo terminé, no me resultaba la idea.
Bueno, chau. Un beso.
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- Vaamos, macho, levantá las patitas.
Lo hice, una por vez, y salí goteando. Un segundo después ya estaba todo envuelto y protegido del frío primero. Tiritaba un poquito, no sé muy bien por qué. De un segundo a otro me olvidé, ya venía y no podía disimular mi sonrisa. Papá sabía pero se hacía el distraído. Yo me ponía más y más nervioso. Siglos después, Papá me envolvió la cabeza en la toalla. Yo siempre me imaginaba en ese momento que mi cabeza era como el mundo en un terremoto, se les caían las hojas a todos los árboles, hasta algunos se salían de raíz, y los edificios, y los autos. Eran pocos segundos y en realidad no quedaba tan seco. Eso no importaba, mejor pensar en esos árboles, autos y edificios sacados de raíz.
Papá miró el reloj, aunque ya sabía la hora.
- Mirá qué hora es. ¡Las nueve y media! Es tardísimo-. Me señaló con la vista el pijama. Estaba arriba de la tapa del cesto de la ropa sucia. Como siempre.- Ponételo vos que ya sos grande, ¿eh? Después andá a la cama con tus hermanos y esperános que ya vamos con mamá a rezar.
Un segundo de ráfaga helada. Después la puerta ya cerrada. Más bien arrimada, la madera de la puerta estaba hinchada y para cerrar había que dedicarse un momento a la tarea. Igual papá y mamá no cerraban la puerta nunca. Menos conmigo del otro lado solo. Una vez, jugando con mis hermanos mientras nos lavábamos los dientes después de cenar, nos quedamos encerrados Santiago y yo en el baño. Fue mi culpa, en realidad. Yo había cerrado la puerta del todo y con traba para que Mariano no pudiera pasar. Así pasó, Mariano intentó abrir, no pudo y a mí yo me reí fuerte para que se escuchara desde el otro lado. Cuando le saqué la traba, tampoco pudo abrir la puerta. A los segundos ya estaba gritando, con lágrimas y mocos. Estuvimos años ahí adentro, y yo lloré cada uno de ellos. Finalmente, papá de un lado y Santiago del otro lograron mágicamente destrabar la puerta. Cuando me calmé, supe que fue una vergüenza. Ahora había pasado tanto tiempo… pero igual dejaban la puerta arrimada.
Bueno, chau. Un beso.
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- Vaamos, macho, levantá las patitas.
Lo hice, una por vez, y salí goteando. Un segundo después ya estaba todo envuelto y protegido del frío primero. Tiritaba un poquito, no sé muy bien por qué. De un segundo a otro me olvidé, ya venía y no podía disimular mi sonrisa. Papá sabía pero se hacía el distraído. Yo me ponía más y más nervioso. Siglos después, Papá me envolvió la cabeza en la toalla. Yo siempre me imaginaba en ese momento que mi cabeza era como el mundo en un terremoto, se les caían las hojas a todos los árboles, hasta algunos se salían de raíz, y los edificios, y los autos. Eran pocos segundos y en realidad no quedaba tan seco. Eso no importaba, mejor pensar en esos árboles, autos y edificios sacados de raíz.
Papá miró el reloj, aunque ya sabía la hora.
- Mirá qué hora es. ¡Las nueve y media! Es tardísimo-. Me señaló con la vista el pijama. Estaba arriba de la tapa del cesto de la ropa sucia. Como siempre.- Ponételo vos que ya sos grande, ¿eh? Después andá a la cama con tus hermanos y esperános que ya vamos con mamá a rezar.
Un segundo de ráfaga helada. Después la puerta ya cerrada. Más bien arrimada, la madera de la puerta estaba hinchada y para cerrar había que dedicarse un momento a la tarea. Igual papá y mamá no cerraban la puerta nunca. Menos conmigo del otro lado solo. Una vez, jugando con mis hermanos mientras nos lavábamos los dientes después de cenar, nos quedamos encerrados Santiago y yo en el baño. Fue mi culpa, en realidad. Yo había cerrado la puerta del todo y con traba para que Mariano no pudiera pasar. Así pasó, Mariano intentó abrir, no pudo y a mí yo me reí fuerte para que se escuchara desde el otro lado. Cuando le saqué la traba, tampoco pudo abrir la puerta. A los segundos ya estaba gritando, con lágrimas y mocos. Estuvimos años ahí adentro, y yo lloré cada uno de ellos. Finalmente, papá de un lado y Santiago del otro lograron mágicamente destrabar la puerta. Cuando me calmé, supe que fue una vergüenza. Ahora había pasado tanto tiempo… pero igual dejaban la puerta arrimada.
jueves, 15 de mayo de 2008
miniverdad
Soy más pintoresco, más coqueto en mis gestos cuando pienso que me mirás desde alguna grieta del techo o detrás de una nube esponjosa (eso depende de si estoy dentro o fuera de casa).
lunes, 12 de mayo de 2008
Cosas que le pasan a Rogelio
Todos los días martes, Rogelio quiere gritar cuando el ascensor llega al tercer piso. Afortunadamente para la gente de dicho piso- personas muy pintorescas que ya tendremos tiempos te conocer- no lo hace. Abre la puerta de su quinto y se hace un capuchino (de esos que son instantáneos.).
.
.
martes, 6 de mayo de 2008
Juan y Sebastián
Esto estaba publicado en el otro blog. Y lo saqué, sí. Ahora está acá, el patio de atrás. Seguramente iré poniendo otros hijitos mochos de este lado de mi mundo.
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De chicos, Juan hablaba tan pesado y los padres estaban maravillados. Hablaba con esas palabras gigantes en las comidas y a veces a la hora del té. A Sebastián lo aburría, le daba celos. Se imaginaba cada una de esas palabras como pelotas. Grandes bólidos esféricos de todos colores. Las pelotas salían del pecho de Juan , continuaban por la garganta, recorrían la lengua-ralentadas como vacas rumiando- hasta llegar a la punta. Ahí caían estúpidas a la mesa como bombas de pintura. Teñían los platos, las manos, los ñoquis, las bocas. Sebastián tenía que hacer un esfuerzo para seguir comiendo. Comía sus ñoquis pensando en aquella pelota que sería demasiado grande. En esa que llegaría hasta la punta de la lengua y que luego rodaría para atrás, obstruyéndole la garganta.
Juan se ahogó en el río años más tarde. El muy bastardo nunca sintió culpa alguna.
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De chicos, Juan hablaba tan pesado y los padres estaban maravillados. Hablaba con esas palabras gigantes en las comidas y a veces a la hora del té. A Sebastián lo aburría, le daba celos. Se imaginaba cada una de esas palabras como pelotas. Grandes bólidos esféricos de todos colores. Las pelotas salían del pecho de Juan , continuaban por la garganta, recorrían la lengua-ralentadas como vacas rumiando- hasta llegar a la punta. Ahí caían estúpidas a la mesa como bombas de pintura. Teñían los platos, las manos, los ñoquis, las bocas. Sebastián tenía que hacer un esfuerzo para seguir comiendo. Comía sus ñoquis pensando en aquella pelota que sería demasiado grande. En esa que llegaría hasta la punta de la lengua y que luego rodaría para atrás, obstruyéndole la garganta.
Juan se ahogó en el río años más tarde. El muy bastardo nunca sintió culpa alguna.
domingo, 4 de mayo de 2008
Ergo
Quizás la gente- y en la gente me encuentro yo- va a aprender a vivir mejor cuando se de cuenta que la vida es un gran absurdo. Una contradicción, un p y no p.
La mejor manera de ser libre, porque como ya lo descubrieron los medievales, de una contradicción se sigue cualquier cosa.
P y no p -----> Entonces A/B/C/D/etc
Pregunto poco ingenuo, ¿y si hacemos que ese "etc" sea dios?
(Lástima que esto sea una trampa)
La mejor manera de ser libre, porque como ya lo descubrieron los medievales, de una contradicción se sigue cualquier cosa.
P y no p -----> Entonces A/B/C/D/etc
Pregunto poco ingenuo, ¿y si hacemos que ese "etc" sea dios?
(Lástima que esto sea una trampa)
lunes, 21 de abril de 2008
Ah...
Les aviso a todo mi graaan público de este blog (hola mamá!), que estoy escribiendo.
Y que sí, soy bastante formalista y me gusta el paté. Y si no fuese una antiguedad (como la palabra "alaraca"), diría que soy feliz (y esto último tal vez sea también pura forma).
Y que sí, soy bastante formalista y me gusta el paté. Y si no fuese una antiguedad (como la palabra "alaraca"), diría que soy feliz (y esto último tal vez sea también pura forma).
Y bueno...
Supuestamente este espacio iba a ser "liberador" o algo por el estilo. Dijo algo de decir lo que no podía en el otro.... y ya pasó más de un mes y no dije nada. Bueno, lo enfrento. No tengo nada que decir. O nunca puedo dejar de pensar en el interlocutor (ahora al menos lo puedo usar a Bajtin como cita de autoridad en eso... si es que es un consuelo).
En fin. Muéranse todos, al menos cinco minutos.
En fin. Muéranse todos, al menos cinco minutos.
lunes, 17 de marzo de 2008
17 de Marzo
Hoy.
Hoy hace dos años estaba llorando mucho, llorando una realidad que me era ajena y estúpida.
Luego Octavio, la cerveza fría, la música fuerte y un nudo en la gargante que no se fue por mucho tiempo.
Increíble como la realidad es tan tenue. Casi que no es. Y sin embargo...
Feliz Cumpleaños Octavio.
Hoy hace dos años estaba llorando mucho, llorando una realidad que me era ajena y estúpida.
Luego Octavio, la cerveza fría, la música fuerte y un nudo en la gargante que no se fue por mucho tiempo.
Increíble como la realidad es tan tenue. Casi que no es. Y sin embargo...
Feliz Cumpleaños Octavio.
miércoles, 12 de marzo de 2008
Pez Murillo
El pez amarillo
de apellido murillo
un día se equivocó
y se comió un ladrillo
de apellido murillo
un día se equivocó
y se comió un ladrillo
Eso, creo, fue lo primero que escribí. A los ocho años. Cuando se lo conté a Flor me dijo algo así como: "Vos no cambiás, eh". Me dejó pensando. Y sí, tal vez esa tensión entre "pez" y "murillo" es la que me persiste hasta hoy.
Creo este espacio con el afán de dejar de prohibirme. Crayones Y Baba nació como un desboque jubiloso. Luego paulatinamente se fue transformando en un espacio rigurosísimo para mí, y casi que me dejó afuera. Kierkegaard- un tipo simpático- dice que la decisión es un momento de locura. Un arrojarse al abismo, un abismo de irracionalidad. Crayones Y Baba algo de eso tuvo. Pero luego lo alcanzó la razón. Y se quedó así en la duda aletargada. Quizás como cuando se está con el pecho inflado frente a la mujer que lo inspira y sólo salen dos o tres palabras recalentadas.
Es que sí, la literatura de ese blog es enteramente para los lectores. Escribo ahí para que me lean. En este espacio, la idea es que no sea tan así. Acá quiero permitirme libertades, caprichos. Sí, que sea un blog caprichoso. El de baba y crayones, seguirá siendo el blog "oficial". Este es una especie de patio de atrás. ¿Más mío? No sé, veamos.
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